Una combinación de música y atracción turística
Totora y el IV Festinal Nacional de Piano
José Novillo Guzmán
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Fue majestuoso, lleno de emociones, pero sobre
todo una exhibición de maestría en la interpretación
de uno de los instrumentos más nobles y antiguos de la
humanidad. Estudiantes, maestros y un numeroso y
selecto público, participó de tres jornadas
inolvidables en el IV Festival Nacional de Piano, que
se llevó a cabo este último fin de semana en la
ciudad colonial de Totora.
El certámen, que este año también tuvo la
característica de un concurso, se inició con la
participación de alumnos de la Escuela de Formación
Artística Juan Sebastian Bach, el Instituto Franklin
Anaya de Quillacollo, el Instituto Eduardo Laredo, el
Taller de Estudios de Piano Ana María Lavayen, el
Taller de Piano de Carol Rivera, el Taller de Piano de
Nadia Lapitch, la Academia de Musica Man Cesped, el
Conservatorio Nacional de Música -La Paz y el
Conservatorio Profesional de Música Milán .
El teatro de la Casa de la Cultura Augusto
Guzmán sirvió de escenario principal, tanto de las
presentaciones como del concurso, el mismo que fue
adornado con cortinas y alfombras rojas para recibir a
los visitantes y artistas.
La Casa de la Cultura, un antiguo edificio que
albergaba a las principales instituciones públicas,
entre ellas la Alcaldía Municipal, la subprefectura y
las oficinas de telegrafía, fue remodelada entre
los años 2002 y 2003 y ahora se constituye en una
verdadera reliquia arquitectónica, por sus
características especiales. En sus ambientes funciona
la galería de notables, una sala de exposición de
pinturas, una sala de fotografías, un museo de arte
sacro y un museo de telegrafía, que lo convierte en
uno de los principales atractivos.
Desde ese escenario , los sones del piano comenzaron a
inundar las calles coloniales. Más de un millar de
personas entre familiares de los participantes,
residentes que llegaron del interior del país y
también del extranjero y los propios habitantes del
hospitalario pueblo, escucharon a lo largo de dos días
interpretaciones de afamados compositores y premiaron
con sus aplausos y muchas veces de pié, a los jóvenes
músicos y artistas consagrados.
La oportunidad sirvió para rendir homenaje
póstumo a los miembros del directorio del Centro de
Residentes de la Provincia José Carrasco, señores
Oscar PinoCaero, Lilia Ayala Salazar y Vilma Veizaga
de Torrez , que fallecieron en un infausto accidente
cuando se trasladaban a preparar precisamente este
evento que ya forma parte del calendario cultral de
Totora.
Concurso
Más de 20 representantes de los diferentes
institutos, talleres y academias del país,
participaron del concurso de piano Totora 2007, al
que se le dedicó parte de la jornada del sábado. Cada
uno interpretó tres piezas, con las que se disputó
los premios consistentes en Medallas de Oro, Plata y
Bronce "Kory Kenti (picaflor de oro) adoptada como
emblema del pueblo..
Este evento cultural, despertó mucha
espectativa, puesto que se va consolidando a nivel
nacional y concita la espectativa de los cultores de
la música en piano a nivel nacional y también
internacional.
Concierto de Gala
El Trio Apolo, ofreció dos conciertos de gala
ratificando su gran calidad artística que lo
consagra como el mejor grupo de cámara de Bolivia.
José Durán en el Violin, Adriana Stambuk en
Violonchelo y Emilio Aliss en el piano, deleitaron
al público que se concentró primero en el Salon
Auditorio de la Residencia del promotor del festival,
Hernan Rivera Unzueta y luego en la plaza principal
de Totora, una de las más atractivas del país, porque
en ella se refleja toda la arquitectura de la época
republicana y colonial con sus galerías de arco con
columnas de piedra, edificios de amplios salones,
balcones de madera tallada y hierro forjado, y
amplios ventanales, lo que le dió un marco imponente a
la presentación.
Noche de maestros
Le siguió luego la noche de maestros, que como
en años anteriores reunió a prestigiosos artistas
nacionales , como don Julio Rodriguez Berrios, Saul
Saldaña Secos, Delfin Sejas y Manuel Torrez, quienes
interpretaron piezas con composiciones propias y de
otros contemporáneos del país.
Fue una noche memorable, fue el comentario
generalizado de los presentes, quienes retendrán por
mucho tiempo las melodías que dejaron impresas en
sus mentes los artistas consagrados y los futuros
artistas, que ya ven a Totora como el centro de
difusión de la música en ese instrumento.
Pero además se llevan el recuerdo de una ciudad
colonial que busca proyectarse como uno de los
centros más importantes de atracción turística del
país, por sus peculiaridades, y ante todo por su
gente generosa y hospitalaria.
Los visitantes se mostraron sorpendidos por la
audacia de las construcciones, con sus tejados rojos,
sus calles estrechas y sinuosas que evocan a la España
antigua y al mismo tiempo patentizan la energía de
sus habitantes.
Todos querían conocer la casa en la que se
filmó "El día que murió el Silencio" de Pablo Agassi,
o la casa de "La Cruel Martina" obra del escritor e
historiador Augusto Guzmán Martinez tambien oriundo de
Totora, las calles , las casas y los puentes que
inspiraron a centenares de Pintores, artistas, poetas,
y escritores y que están plasmados en cuadros,
películas y libros que hoy recorren por todo el
mundo.
Totora abrió el telón para el IV Festival
Nacional de Piano 2007 y ahora ya se prepara para
recibir el Concurso Nacional de Pintura en una nueva
versión.
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2.-
RESEÑA HISTORICA
José Novillo G.
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El Festival Nacional de Piano, es un certamen
ya institucionalizado
por un acuerdo entre la Honorable Alcaldía Municipal
, el Centro de Residentes de la Provincia Carrasco y
la Fundación Hernan Rivera Unzueta . Se lo realiza
una vez al año entre los meses de agosto y
septiembre.
La idea de realizar un festival musical, que
se convirta en emblema de la ciudad colonial, surgió a
iniciativa de los residentes totoreños y
respaldada por el profesor Hernan Rivera Unzueta un
músico autodidacta en piano que por espacio de muchos
años se desempeñó como docente de música en las
escuelas y colegios de Totora. Precisamente en
homenaje y reconocimiento a esa labor, el festival
lleva ahora su nombre.
Una mirada retrospectiva a los cuatro años de
lo que ha sido el Festival Nacional de Piano, podría
señalar dos etapas más o menos definidas: la
materialización del proyecto de realizar un certamen
de gran magnitud artística, y como escenario
pedagógico a traves de talleres de interpretación , lo
que se cumplió durante los primeros cinco años.
Segundo, su afianzamiento en el quehacer cultural de
Totora con elevados índices de asistencia, tanto de
participantes, maestros consagrados, como un
numeroso público que año tras año visita la
atractriva población cuya estructura colonial
constituye un complemento para la vista de los
visitantes.
Pero hay que admitir que aún resta una tarea pendente,
descentralizar las actividades con la ejecución de
diversos programas colaterales y la apertura a
escenarios de otras entidades culturales de Totora,
con el fin de acercarlo a la mayor cantidad de público
y convertirlo en emblema y patrimonio de la región.
Estos propósitos, deben estar dirigidos
fundamentalmente a crear un espacio a los jóvenes
talentos musicales del departamento y del país, como
una oportunidad para el enriquecimiento de su
carrerea artística y plataforma de lanzamiento a la
escena nacional e internacional.
El festival Nacional de Piano de Totora, ya forma
parte del calendario de eventos patrimoniales con
los que cuenta la provincia , que contribuyen a
proyectar una imagen positiva de la ciudada colonial
hacia el país y el mundo y coadyuvan en la labor de
afianzamiento de sus valores culturales.
¿ Pero cuales son los objetivos de este cónclave
que ya tiene caracter nacional?
Primero que nada, proyectar los fines educativos y
culturales de Totora hacia la región y el país.
Ofrecer un ciclo de recitales pianísticos de gran
nivel musical y simultáneamente otras actividades
colaterales en torno al piano, tales como
conferencias, videos y cine.
Canalizar el potencial artístico de los estudiosos
del piano buscando establecer diferentes niveles de
referencia y mayor productividad en los
participantes.
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3.-
El primer piano que
llegó hasta Totora
José Novillo G.
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Son muy pocos los datos que se tienen sobre el
primer piano que llegó a Totora.
Según el ingeniero agrónomo Andres Novillo
Villarroel, en su libro "Totora Notas sobre su
pasado", fue el comerciante Manuel Céspedes, el que
llevó por primera vez este instrumento a esa
población y con el que se comenzó a generalizarse
su adquisición .
"El primer piano llevó a Totora, el 1878, el
comerciante don Manuel Céspedes y fue adquirido por
don Fernando Perez ; luego hizo venir otro don
Domingo Melean. Sin duda alguna el piano de
fabricación más antigua que hay en Totora es el que
perteneció a la familia Sánchez, que estuvo en poder
de la familia Villarroel. Tiene apenas las dimensiones
de un pequeño mueble cómoda y cuenta con seis
octavas".
Al referirse a las inclinaciones artísticas ,
señala que no había una cultura definida en ese
sentido, pero que los totoreños son muy entusiastas
cual lo manifestaban sus festividades al Dios Momo,
pues su carnaval era conceptuado como el más alegre
en el país, porque participaban todos los elementos
sin distinción de colores ni clases sociales, y en
aquellos días parecía que el ambiente se saturaba de
alegría y pululaba en la atmósfera el deseo de
divertirse, la locura de expandirse a desechar las
penas del rudo trabajo de las montañas, cambiando todo
y cristalizando el buen humor, la ingenuidad y la
sátira en sus cantares populares y la fina picardía en
sus dichos.
Al compás del noctambulesco "charanguito" cuando
menos, si no le acompañaba la sonora armonía de la
guitarra y de la quena , el pueblo se divertía
cantando versos que en rápidas improvisaciones
reflejan su alma oprimida. Los hombres agudizan su
ingenio, las mujeres se vuelven decidoras, los viejos
picarescos, los jóvenes parlanchines y las muchachas
burlonas.
Según Andres Novillo, el gran número de pianos con
que contaba la población aumentaba la alegría de los
vecinos. " Este hecho particular hizo que Totora
ocupe el primer lugar entre las provincias de la
República, en cuanto a la cantidad de estos
instrumentos y lo situaba aún encima de varias
capitales de departamento".
Según datos cultores de este instrumento,
hubo una época en que la mayoría de las casas
contaban con un piano, que era utilizado en las
grandes celebraciones sociales.
Para el Gral. Oscar Escóbar Quiroga, ex
comandante del Ejército, oriundo de la ciudad
colonial, Totora tiene una historia intimamente
ligada al piano. " De aquellos, casi 200 pianos
europeos, traidos por hombres forjados en el rudo
trabajo de los Yungas, que adornaban y alkegraban los
amplios salones de las mansiones, y que producto de
movimientos socio-económicos adversos a este pueblo
altivo, hoy por la acción admirable de hijos, nietos
y bisnietos-estos aristocráticos instrumentos- van
retornando uno a uno al lugar del que nunca debieron
moverse".
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Ganadores
Categoría 8 a 10 años
1er Lugar (Medalla Kory Qhenti de Oro): Sharon
Arandia, del Taller de Piano de Nadia Lapitch.
2do. Lugar (Medalla Kory Qhenti de Plata): Jesús
Moreno, de la Academia Nacional de Música Man Césped.
3er. Lugar (Medalla Kory Qhenti de Bronce): Wara
Azeñas de la Academia Nacional de Música Man Césped.
Categoría 11 a 14 años
1er Lugar (Medalla Kory Qhenti de Oro): Miguel Ángel
Carballo, de la Academia Nacional de Música Man
Césped.
2do Lugar (Medalla Kory Qhenti de Plata): David
Gonzales, de la Academia Nacional de Música Man
Césped.
3er Lugar (Medalla Kory Qhenti de Bronce): Patricia
Iznado, del Taller de piano de Nadia Lapitch.
Categororía 15 a 18 años
1er Lugar (Medalla Kory Qhenti de Oro): Misael Mejía
Rondó, del Conservatorio Nacional de Música de La Paz.
2do Lugar (Medalla Kory Qhenti de Plata): Sergio
Andrés Escalera Soria, del Taller de Piano de Nadia
Lapitch.
3er Lugar (Medalla Kory Qhenti de Bronce): Jorge Luis
Arteaga, de laAcademia Nacional de Música Man Césped.
Categoría Mayores
Desierta.
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Totora recupera su tradicion pianera
José Novillo G.
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Totora, la capital de la provincia José Carrasco
declarada por el Gobierno como Monumento Nacional por
sus características arquitectónicas coloniales, año
que pasa va recobrando su tradición de la "ciudad de
los pianos".
Totora hasta el año 1950 contaba con un
elevado número de estos instrumentos musicales, sobre
todo en las casas de los terratenientes de la época.
Sin embargo, luego de la Revolución Nacional, la
gente comenzó a emigrar hacia diferentes distritos
del interior del país y paralelamente se produjo
el abandono y desmantelamiento de lujosas viviendas.
La gente comenzó a vender sus propiedades y una
mayoría a trasladar sus pertenencias hacia las
ciudades capitales del país, llevando consigo cuanto
mueble de valor encontraban y entre ellos los pianos
que tanta fama le dió al pueblo.
Casi en forma paralela, se produjo también el
"saqueo"- si el término cabe- de cuadros, pinturas,
esculturas, imágenes religiosas y en general de
antiguedades que adornaban y eran parte del
mobiliario de las grandes casas de los totoreños.
El profesor Hernan Rivera Unzueta, un maestro
autodidacta de música
relata que en las épocas de gloria de su ciudad
natal, cuando se celebraba la procesión de la fiesta
religiosa de Semana Santa, los acordes del piano
acompañaban la imagen del Santo Sepulcro durante todo
el recorrido.
Recuerda que en esas épocas, en cada cuadra había al
menos dos pianos.
En Totora, habían dos profesores de música que se
turnaban para interpretar "El terremoto de Sipe
Sipe", tema con el que se realizaba el recorrido.
Mientras uno tocaba en una casa, el otro ya esperaba
en otra para continuar con la melodía que se
escuchaba a través de los balcones de las casas
ubicadas a lo largo de las sinuosas y estrechas
calles, en las que se realizaban además
representaciones sobre la pasión y muerte de
Jesucristo.
Fue a iniciativa del Prof. Unzueta, quien luego de
varias décadas decidió volver a radicar en su tierra
natal que en 1998 se creó el Primer Festival Nacional
del Piano, que logró una notable espectativa no
sólo de exponentes de la música de ese instrumento,
sino tambien de Centros e institutos de Musica .
Si bien el objetivo principal era devolver a Totora
su tradicion pianística, tambien se pretendió con el
apoyo de instituciones como el centro de Residentes y
la Alcaldía Municipal, hacer de esa ciudad colonial un
centro de difusión de la música, propósito que se lo
está logrando sobre todo al haber creado un espacio
para los noveles estudiosos de este arte.
El festival comenzó con tres pianos que fueron
trasladados a Totora por el gestor del festival.
Luego el centro adquirió un nuevo instrumento que
también fue puesto a disposición de ese evento
musical y finalmente se cuenta con el ofrecimiento
de la Embajada de China en nuestro país de donar un
piano de Cola para la nueva versión del Festivalk
Nacional de PIano, que se anuncia para el 28
deseptiembre.