|
||||
PARA LA PAGINA TOTORA .ORG, Y PARA QUE
TODOS RECUERDEN QUE ALGUNA VEZ GANARON URPUS: La fiesta de las wallunk'as más altas del mundo José A. Novillo Guzmán Dicen las malas lenguas, que Totora tiene los columpios más altos del mundo, o al menos del continente, que siguiendo una tradición ancestral -que se remonta a la época de la colonia- se instalan en medio de calles estratégicas donde acude la gente del pueblo, para celebrar la fiesta de Todos Santos y que se prolonga hasta la festividad de San Andrés. En este caso, son las calles Sucre y Santa Cruz, las elegidas como el centro de celebración de esta costumbre. Los columpios de Totora, tienen una altura de entre seis a ocho metros y tienen como base dos largos troncos generalmente de eucalipto, que son especialmente seleccionados por expertos en la materia que son también los encargados de su afirmación, en una ceremonia que casi siempre va acompañada de la famosa "ch'alla". Primero se pintan de colores los troncos, se adorna la parte superior con flores, coronas y otro tipo de orlas y luego se afirma el tronco del que pende el columpio propiamente dicho, generalmente formado con lazos de cuero resistentes. Una vez que todo está listo, un enjambre de personas procede a hacer "parar" el columpio, ayudados por escaleras y tablones que se colocan previamente en profundos hoyos que sirven de base. Luego se lo sujeta firmemente con tirantes, también de lazos de cuero. Para evitar que los troncos se cimbreen o corran el riesgo de caer. A partir de ese momento, comienza la fiesta de las wallunk'as como se denomina en quechua, en la que las más osadas jóvenes de diferentes clases sociales demuestran su temple y carácter y mecerse en columpios de esa altura. Todas ellas se ponen en manos de una pareja de jóvenes, generalmente pretendientes o admiradores, que las mecen a grandes alturas hasta que se escucha la palabra "basta", que constituye en realidad una orden, para frenar el balanceo a las que están sujetas. Mientras ello ocurre en los columpios en la casa del eventual pasante de la fiesta, o en los locales aledaños resuenan las coplas de Todos Santos, con estrofas picarescas que son coreadas por los presentes, mientras se sirve chicha y todos tipo de bebidas en abundancia, acompañadas por exquisitos bocados que se preparan para la ocasión. No faltan los grupos de jóvenes, que al son de guitarra, charangos y bombos, también corean estrofas picarescas muchas veces son fruto de la inventiva de los actores del momento, con el coro tradicional de: "Todos santos manta, hay palomitay, San Andresman Quilla, por vos viditay". La wallunk'a es una fiesta de jóvenes referida a la fertilidad, que se desarrolla en los valles cochabambinos durante todo el mes de noviembre, mes crítico de transición a la época lluviosa en el calendario agrícola andino, en el que deberán brotar y germinar las semillas derramadas en la reciente siembra. Por lo anterior, el antropólogo e investigador José Antonia Rocha, señala que esta tradición está sujeta a la supervivencia del modo de producción agrario. En su criterio, esta fiesta simboliza el vaivén de la vida misma y además es aprovechada para que nuevas parejas comiencen relaciones afectivas que, más tarde, culminarán en el matrimonio, luego de un proceso de conocimiento previo, también llevado a cabo en otras celebraciones tradicionales. ----- Todos Santos en Totora José A. Novillo Guzmán Muchos días antes de la celebración de la fiesta de Todos Santos, la gente del pueblo se apresta a vivir ese acontecimiento religioso que en Totora, tiene dos características: La primera la veneración a las almas de las personas que dejaron este mundo y la segunda, la parte festiva con el rito de las tradicionales "hualluncas" (columpios). Los dolientes, sobre todo de quienes perdieron a sus seres queridos en el curso del año, desarrollan intensa actividad para preparar las denominadas "mesas o mast'akus" en las que colocan la foto del muerto, rodeada de una serie de golosinas que elaboran con esmero y con la anticipación necesaria. de modo que no se les escape ningún detalle. Se trata en realidad de platillos y frutas, masitas, tantahuahuas, golosinas y la infaltable chicha que en vida compartía el muerto con amigos y familiares. Es alrededor de esta "mesa" donde familiares, amigos y conocidos acuden desde las 12.00 horas del primero de noviembre -hora que según la tradición las almas vuelven nuevamente a este mundo- para recitar oraciones y cantar alabanzas en homenaje del difunto. Las mesas permanecen tendidas hasta las 12.00 horas del día siguiente, ocasión en que se realiza una nueva ceremonia en la que, los dolientes distribuyen todos los alimentos entre las personas que se encuentran presentes hasta esa hora, como un reconocimiento a las plegarias elevadas por el alma de su pariente. A partir de esa hora, todo el pueblo -o al menos la mayoría de los pobladores- se traslada al cementerio general, localizado en el extremo este del pueblo, subiendo empinadas calles, donde se encuentran sepultados los muertos. En el espacio de la entrada se encuentra un primer bloque donde se encuentra los nichos de perpetuidad, y en una segunda donde existen rústicas "tumbas" construidas en el suelo en base a adobe y en algunos casos con cemento. La gente se reúne alrededor de ellos, adornándolos con guirnaldas, banderas de papel color lila, cruces y otros implementos, en medio de un coro de letanías que pronuncias grupos de chiquillos que acuden a rezar para ganarse unos "urpus" o panecillos elaborados por lo general con figuras de aves. Muchas veces incluyen otras golosinas y también "tantahuahuas" panes con forma de muñecas. Las letanías son plegarias con las que tanto fieles, como los integrantes de los improvisados coros, pronuncian en honor de Dios, de la Virgen o de los santos. Para las personas mayores que acuden a decir una o más plegarias en honor de los difuntos, reciben un bocadillo y una tutuma de chicha que por lo general se repite de "tumba en tumba". En el cielo hay un pilar labradito de plegaría que lo labró San José para la Virgen María Alabado santísimo sacramento del altar y la Virgen concebida sin pecado original A medida que va transcurriendo la tarde, la gente abandona el cementerio, para trasladarse a la huallunka más cercana, donde ya no se ora ni se reza, sino más bien se da rienda suelta a la alegría, pues allá las letanías se transforman en música ya sea de un parlante o de eventuales grupos que al son de una guitarra y de un charango interpretan picarescas coplas propias de la festividad de Todos los Santos, en la que el consumo de bebidas alcohólicas resulta un ingrediente infaltable. Desde la lunita hasta la lomita a mi no me quitan a mi palomita |
||||
|